Procesando...


Taberna

Taberna

Tomar este vino sin preguntas
es lo que quiero.
A la hora en que los toneles amoratados
visitan las tabernas
con sus grandes sueños desvelados
y el mundo levanta su gran cúpula de nubes.
El perfume de los sótanos
vuelve a tocar las mesas
y a poner terciopelo en nuestra voz.
No se sabe cómo el vino descorre las cortinas.
El nombre de una ciudad lejana,
la muchacha que se nos vuelve a aparecer
como el árbol de navidad con niebla
en la oscuridad, después de la fiesta,
cuando volvemos del bosque donde
hemos besado
con nuestro sexo sin amor
dentro de una botella que ha conocido el mar,
los amigos, el otoño que empalidece
para que el vino sea rojo
y sus grandes llamaradas como ríos
mojen nuestra garganta.
El otoño de vino y leños en forma de toros
que echa todo su fuego verde
en las bodegas.
Entonces quisiera vestirme de blanco,
y entrar como un monje en los subterráneos
donde el vino prepara el sueño de los hombres
y tocar con un dedo su piel de vapores
porque me parece que duerme
como un búfalo rojo
y no duerme para todos los sueños de la tierra.
Llego despierto como el búho a la taberna
pero quiero dormir.
Afuera aún no ha comenzado a llover
y la ventana parece estar de más.
Traedme un barco a este mundo terrestre,
que venga alguien con atmósfera de viajes.
Apenas empiece a llover partiremos
por la ventana.